jueves, 26 de febrero de 2015

Una boda en el Puerto de la Torre | Jorge Márquez, fotógrafo de boda en Málaga.

Una boda en el Puerto de la Torre, boda de Raquel & Antonio, por Jorge Márquez.

Raquel y Antonio contactaron conmigo a través del hermano de Raquel, que también se llama Antonio. Realmente no son hermanos, son tío y sobrina creo, pero eso es lo de menos. Antonio me comentó que Raquel se casaba y que le pasaba el mi contacto, creo que estubimos hablando Raquel y yo menos de 10 min y en ese tiempo ya teniamos concretado que yo sería el fotógrafo de su boda.
Raquel  y Antonio tenían preparada una boda muy sencilla y familiar, con muy poquitos invitados, y tal como me contaron durante la preboda, en principio iba a ser una ceremonia civil.
Una boda peculiar puesto que se casaron el 6 de diciembre, en pleno invierno, que si bién en Málaga no suele hacer mucho frío, el día nos deparó unos 17 grados, que para quién conozca la humedad de Málaga y lo acostumbrados que aquí estamos al frío, sabe que esas temperaturas se asemejan al frío polar.
Al llegar a casa de la novia, me recibió Anixu, amiga de Raquel, a quien estaba maquillando Silvia, aún no se notaban los nervios en el aire, que si llegaron después de que comer, cuando empezó a vestirse, ahí si comenzaron a aflorar los sentimientos y más aún cuando empezó a llegar gente, como Gracia y Jordi, quienes iban a llevar a Raquel a la iglesia. Llegaba la hora de partir hacia la iglesia.
En la iglesia ya me esperaba Antonio, que aunque no estaba nervioso, si se le notaba inquieto, quizás, por que aún no sabía lo que tenia que decir y repetía en voz baja: Yo, Antonio, te quiero a ti, Raquel, como esposa y me entrego a ti, y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud…”
La ceremonia fué a las 17:00 sin contar el protocolario retraso de la novia, por lo que las fotos posteriores a la ceremonia sabiamos que serían de noche, por lo que aprovechamos el alumbrado navideño de la calle mas famosa de Málaga, Calle Larios.
Mientras Gracia y Jordi llevaban a Raquel y Antonio al centro, yo me adelanté y comprobé como se encontraba calle Larios, que posiblemente estaba mas llena que un día de feria. A Inma, mi novia, se le ocurrió una idea para hacer un hueco donde fotografiar a los novios con un poco de espacio. Que una de las bandas que estaban tocando, tocasen para ellos y bailasen en mitad de la calle. Así que me dirigí a la banda para comentarles la idea y ellos accedieron sin pensárselo, y nos delaitaron con un pasodoble para sorpresa de los novios.
De camino a tomarnos algo para celebrar la boda antes de partir hacia el banquete, pasamos por la puerta de una tienda de perfumes con una decoración negra y blanca donde su dependienta nos brindó el local para hacer unas fotos y de paso perfumarnos.
Todo esto dió de sí una boda en el Puerto de la Torre, que a priori cualquiera pensaría que sería una boda mas, una boda típica.
Para mi fué un placer y por que no decirlo, un reto al enfrentarme a una boda casi por completo de noche y con las calles repletas de gente. Os deseo toda la felicidad del mundo.